SAN JUAN - ARGENTINA

Actualmente es entrenador del Sub 14 femenino del San Juan Rugby Club y a sus 41 años es feliz dentro de la cancha enseñando hockey -lo que más le gusta- y formando jugadoras de primer nivel. Él es Pablo De Francesco, el entrenador protagonista de la sección.

En su tercer año consecutivo a cargo de la coordinación de las divisiones inferiores, a las que asisten más de 200 alumnas, Pablo da continuidad a su pasión a través de la enseñanza.

 

De niño, cuenta que jugaba al rugby en el Jockey Club, donde repartió su amor por el deporte entre el hockey sobre césped  y la guinda, pues compartía cancha y juego con los entrenadores de ambas disciplinas. Sin embargo, su destino cambiaría al sufrir una lesión en sus rodillas que lo alejarían de los tacles. Tras ser operado, debió dejar de practicar rugby y se abocó de lleno al juego de la bocha y el stick.

 

En ese momento y sin tomarse descanso, decidió arbitrar partidos de hockey en el mismo club que lo vio nacer y, a partir de entonces, nació su interés por la práctica que, con el paso del tiempo, creció y dio sentido a su vida.

 

Tan favorable fue el cambio que a sus veintiún años ya entrenaba a grupos de alumnas en la Universidad, de la mano de uno de sus referentes y mentor Alfredo Flores. “Él me enseñó cosas fundamentales que me hicieron amar este deporte. Lo acompañé durante mucho tiempo y evolucioné gracias a sus conocimientos”, confiesa Pablo.

 

Pero La U no fue el único club que tuvo la oportunidad de contar con este entrenador de selecciones, porque también se abrió paso en Huazihul, UVT y por último desembarcó en el San Juan Rugby, institución que goza su presencia en sus categorías formativas, donde -según cuenta- se siente el afecto por parte de colegas y alumnas.

 

Orgulloso por el grupo de entrenadores que integra dentro de la escuadra de Santa Lucía, destaca que el incremento del número de alumnas es uno de los mayores logros como coordinador. “Saber que arrancamos desde abajo y hoy en día sumar 230 alumnas en las distintas categoría es un partido ganado”, declara.

 

Con el progreso como mayor indicador, asegura que no vuelve tranquilo a casa si no hubo evolución en sus dirigidas. Es que aprovechar cada clase al máximo es su lema. Por esa razón, el presente de jugadoras que hoy juegan en Primera en el más alto nivel es su satisfacción más grande. “Fueron alumnas mías y si algo de lo que les transmití les sirve para sus vidas, me alcanza”, manifiesta el DT .

 

Incentivado por sus padres a la práctica de una actividad deportiva, considera clave que todos hagan alguna disciplina pues ayuda a enfrentar las diferentes circunstancias de la vida. “Siempre con la planificación como apoyo, es fundamental vivir con deporte y crecer con él”.