SAN JUAN - ARGENTINA

Cerca de 90 niños alimentan sus ilusiones de pelota y corren ferozmente como lobos tras ella, del mismo modo en que persiguen sus sueños en la Escuelita de Fútbol de Vi.Lo, una institución que crece día a día. Con cuatro años de historia, el club que milita en los torneos oficiales de la Liga de Fútbol Infantil no se achica ante la inmensidad de los grandes cuadros que, pese a su tradición, se vieron alguna vez de rodilla frente al protagonista.

 

Curioso nombre que representa la camiseta de los azules alude a su particular origen. Es que cinco años atrás se diluía la academia futbolera “Viejo Lobo” del Barrio Camus y muchos destinos deportivos quedaban a la deriva, pero el espíritu motivador de los padres los condujo hacia toda una aventura: crear una nueva escuelita. Fue así que bajo sus antiguas siglas nació Vi.Lo.

 

Hoy, después de superar las peripecias burocráticas, son una institución tanto en la cancha como en los papeles y ya su escudo lo refleja como un club social y deportivo. Pese a sus logros, aún quedan cosas por hacer, según explica su presidente Dante Riveros: “Costó pero es un hecho. Tenemos la personería jurídica y ahora iremos por más. El principal objetivo es conseguir un terreno para construir las instalaciones”. Tal parece, su bosque se divisa.

 

Si bien su paso en el tiempo fue corto, el conjunto de Rivadavia con transitoria localía a metros de Rastreador Calívar se muestra ambicioso con sus pretensiones y sueña a lo grande. “Al principio, jugábamos con Sportivo, por dar un ejemplo, y nos metían diez goles. Hoy les hacemos partido y hasta les ganamos. Eso es una enorme satisfacción. ¿Cómo no ilusionarse con ser algún día un club consolidado?”, plantea el dirigente.

 

Mamás tomando mate al costado de la canchita, al igual que papás, observan los entrenamientos y componen una escena típica que, además de repetirse, demuestran el compromiso de la gran familia que representa Vi.Lo. “Sin dudas, esta escuadra es lo que es gracias a los padres que son un pilar fundamental”, asegura Riveros.

 

Y así como el subsistir es un desafío permanente para los Lobitos, nunca dejan de soñar y van por más. “Queremos conformar divisiones inferiores para transformarnos en una cantera que exporte talentos a Primera”, cuentan y, aunque tintes de hazaña tenga su ilusión, su utopía se vuelve razón pues la luna llena los guía.